9 Comprensión oral (Escuchar)
Objetivos
- Reconocer que escuchar para comprender un texto requiere planificación.
- Desarrollar estrategias para comprender e interpretar un poema captado a través de la escucha.
- Localizar y explicar en su contexto las interjecciones y palabras clave que ayudan a la interpretación de un poema.
- Identificar los patrones de entonación para comprender las ideas principales, la intención, el propósito y el mensaje de un poema.
Introducción
Cuando vamos muy atrás en el tiempo para indagar sobre los orígenes de las diversas manifestaciones literarias de los pueblos, nos encontramos con un detalle que se repite: casi todas, sino todas, hallan su principio en la poesía oral. Esas grandes narraciones que conforman el patrimonio cultural de la Humanidad y que nos enseñan en las clases de historia o de humanidades, tales como el Poema de Gilgamesh, el Popul Vuh, o La Ilíada, fueron, en un principio, manifestaciones de poesía oral. Los diferentes grupos que constituyeron nuestra cultura moderna también fueron poseedores de una vasta herencia de poesía oral. Los colonos europeos nos legaron una tradición oral que incluye romances, coplas y décimas. Por otra parte, tanto los areytos taínos de los primeros pobladores como los cantos de los pueblos africanos que llegaron o fueron trasladados forzosamente a nuestro archipiélago nos ratifican que, efectivamente, la poesía oral fue un ingrediente principal de la fundación de los pueblos como entes históricos y culturales. La información que estos grupos transmitían oralmente, ya fueran explicaciones sobre algún fenómeno en particular o noticias que había que transmitir como acto de supervivencia, se recordaba mejor si se cantaba en versos cortos.
Los países del Caribe insular se caracterizan por una diversidad de confluencias culturales que son su sello distintivo. Esta diversidad se debe a todos los movimientos de desplazamiento que se pueden rastrear desde la época de los primeros pobladores. Con el colonialismo de extracción europea a partir del siglo 16, esos desplazamientos, algunos de ellos forzados, contribuyeron a la formación de lo que hoy llamamos Caribe. Con el poema “Ay, ay, ay de la grifa negra” explorarás más sobre este particular.
¿Recordar? ¿Cantar? ¿Versos cortos? ¿No es así cómo tradicionalmente se aprenden a temprana edad las letras, los números, los colores y, quizás, las tablas de multiplicar? Es obvio, pues, que poesía y oralidad están íntimamente conectados con nuestros procesos de aprendizaje tradicional desde nuestra etapa infantil.
Luego, llegó la escritura y la oralidad pasó a un segundo plano. Dicen que Platón, por ejemplo, puso el grito en el cielo cuando la escritura, recién adoptada por los griegos, comenzó a desplazar los discursos largos, elegantes y lúcidos que se pronunciaban en el ágora. Sin embargo, con el invento de los fenicios, la poesía no desapareció, más bien, se inclinó por el rumbo de la permanencia escrita. Aun así, jamás perdió su naturaleza oral. Esto es algo que vale la pena que recordemos hoy día pues solemos pensar que la poesía, para ser poesía y, sobre todo, poesía “buena”, tiene que estar vertida sobre un papel. Si pensamos en su origen, nada más lejos de la verdad. De hecho, cada vez que un pueblo necesita de reafirmación cultural suele remontarse a sus orígenes para rescatar la poesía oral de sus antepasados. Los ejemplos son muchos y en el contexto de Puerto Rico se encuentra Luis Lloréns Torres, un poeta que conocía muy bien la poesía oral del campesinado, sobre todo las décimas, y la privilegiaba como expresión de lo autóctono. Dicen que Lloréns llegaba a las plazas de recreo, plazas del mercado y teatros municipales, y que en estos lugares se arremolinaba la gente más humilde a escuchar al poeta decir sus décimas (Díaz Quiñones, 14-15). Quién sabe si una mañana de la década del 1920, una niña llamada Julia Constanza escuchó a ese señor recitar poemas de memoria, poemas que se escuchaban, les contaría más tarde la niña a sus padres, como si fueran una canción.
Algunos poemas de Luis Lloréns Torres presentan el desplazamiento del campesinado puertorriqueño hacia los centros urbanos a principios del siglo XX. Como viste anteriormente, en las cartas de Julia de Burgos a su hermana Consuelo podemos rastrear la trayectoria de una mujer puertorriqueña que se desplazó por varias ciudades entre los 1940-1950 en búsqueda de un espacio desde el cual hacer realidad sus sueños.
Julia de Burgos creció en una época vigorosa para la expresión poética como fenómeno que aglutinaba masas. La figura del poeta para ese entonces era muy diferente a la de hoy día. Los eventos públicos para la declamación de poesía, guardando las distancias, eran casi comparables a los conciertos multitudinarios de música popular en la actualidad. La poesía era una práctica cultural que aunaba a diferentes sectores de la sociedad. Por supuesto que no todo el mundo tendría la misma ventaja económica para comprar un libro. Sin embargo, escuchar poesía declamada no era precisamente un lujo sino una actividad celebrada por todos los sectores. Y entonces, llegó la radio. Esta revolución tecnológica probablemente ayudó a difundir todavía más el gusto por la poesía, pero por la poesía musicalizada; es decir, por las canciones. La radio vendría a sustituir poco a poco a los grandes recitales poéticos, aquellos planificados para las grandes masas, emocionadas por ver al poeta. Los suspiros, entonces, ya nos los arrancaría el poeta desde el podio sino la melodiosa voz de un cantante a través de las ondas magnéticas. ¿Ocurrió algo similar como cuando llegó la escritura y Platón puso el grito en el cielo? Quizás no tanto porque aun cuando no fuera llamada poesía, los versos de una canción no son otra cosa que eso mismo, poesía.
Cuando consideramos todo lo anterior, estamos reconociendo que la poesía, además de ser una actividad para leer, en sentido estricto, es un acto, principalmente, oral. Julia de Burgos vivió y creó su primera obra durante una época marcada por transiciones de lo tradicional hacia lo moderno[1]. Tal vez, leer o declamar poemas en una plaza o teatro ya no sería tan popular como escuchar canciones en la radio. Fue, además, un momento crucial para la poesía generalmente denominada “afroantillana” de figuras como Luis Palés Matos y Nicolás Guillén. La vida urbana de ajetreo, altas voces y repeticiones melódicas o caóticas influyó en la creación de una poesía que, apegándose a su naturaleza musical, volvía a sus orígenes remotos: la oralidad.
Este capítulo pretende, por tanto, guiarte a través de sus ejercicios a reconocer que la poesía, como género literario, también se estudia y se aprecia desde su aspecto oral. Es, en realidad, su verdadera esencia y fundamento. Sin embargo, hoy día el estudio de la poesía se restringe a su dimensión escrita. Vale la pena aprender a apreciarla, comprenderla y estudiarla desde la escucha activa. La poesía que entra por los oídos antes que por los ojos puede decirnos cosas diferentes, sustanciosas y valiosas. Para tales fines, te invitamos a estudiar dos poemas. Primero, “Ay, ay, ay de la grifa negra”, uno de sus poemas que, por cierto, ha inspirado diversas interpretaciones musicales. El otro es “Ronda sobremarina por la montaña”, un diálogo que bien pudiera haber formado parte de una radionovela de los años 1940. Ambos textos exigen que tomes en cuenta el peso que tiene la oralidad en la producción poética.
AY, AY, AY DE LA GRIFA NEGRA
Ay ay ay, que soy grifa y pura negra;
grifería en mi pelo, cafrería en mis labios;
y mi chata nariz mozambiquea.
Negra de intacto tinte, lloro y río
la vibración de ser estatua negra;
de ser trozo de noche, en que mis blancos
dientes relampaguean;
y ser negro bejuco
que a lo negro se enreda
y comba el negro nido
en que el cuervo se acuesta.
Negro trozo de negro en que me esculpo,
ay ay ay, que mi estatua es toda negra.
Dícenme que mi abuelo fue el esclavo
por quien el amo dio treinta monedas.
Ay ay ay, que el esclavo fue mi abuelo
es mi pena, es mi pena.
Si hubiera sido el amo,
sería mi vergüenza;
que en los hombres, igual que en las naciones,
si el ser el siervo es no tener derechos,
el ser el amo es no tener conciencia.
Ay ay ay, los pecados del rey blanco
lávelos en perdón la reina negra.
Ay ay ay, que la raza se me fuga
y hacia la raza blanca zumba y vuela
a hundirse en su agua clara;
tal vez si la blanca se ensombrará en la negra.
Ay ay ay, que mi negra raza huye
y con la blanca corre a ser trigueña;
¡a ser la del futuro,
fraternidad de América!
ACTIVIDAD 1. Escuchar sin leer
Más arriba ubicamos el audio del poema “Ay, ay, ay de la grifa negra” leído por una de las autoras de este libro. Para llevar a cabo esta actividad, también puedes localizar en YouTube algunos videos donde se recite o se lea este poema. Lo importante es que te aproximes a lo que dicen las palabras por medio de la escucha activa y no de la lectura cuidadosa. Esta vendrá después.
Recuerda que escuchar para comprender requiere, en muchas ocasiones, de planificación. Entonces, para prepararte antes de escuchar el poema y dar comienzo al proceso de comprensión, te sugerimos que anticipes brevemente, a partir del título, qué y cómo será lo que escucharás. Por ejemplo, el título contiene la interjección “ay”. Ese “ay”, ¿se escuchará como una queja o como un momento alegre? Discútelo con tus pares y luego planifiquen el momento en que escucharán el poema juntos. Mientras lo escuchan, sin tomar apuntes, trata de identificar las palabras que se repiten. Escúchenlo otra vez y ahora sí toma nota de todas las palabras que se repiten. Trata de no utilizar el texto escrito porque el objetivo de este ejercicio es que aprecies y comprendas el poema desde la oralidad.
ACTIVIDAD 2. Buscarle sentido a lo escuchado
Ahora, vas a escuchar el poema musicalizado por el compositor puertorriqueño Roy Brown.
Comúnmente, cuando escuchamos una canción no le prestamos tanta atención a la letra a menos que la escuchemos más de una vez. Los detalles pueden ser difíciles de retener la primera vez que la escuchas. Incluso, ¿no te ha pasado que cantas una canción de memoria pero un buen día te detienes a prestarle atención a la letra y te das cuenta de lo que realmente dice? Este ejercicio te puede ayudar a crear la costumbre de prestarle más atención a las canciones que escuchas. Para empezar, ¿qué relación de significados hay entre las palabras que anotaste arriba, cuando escuchaste la lectura del poema? Escucha nuevamente la canción y anota las palabras que más sorpresa te causan. Incluso si no sabes cómo se escriben, anótalas. Luego, consulta el texto escrito y fíjate en cómo se escriben.
Por el momento, debes tener dos listas. Una lista contiene las palabras que se repiten y que captaste al escuchar el poema leído. La otra lista es de las palabras que te causaron sorpresa cuando escuchaste la canción. Compara ambos documentos y pregúntate también lo siguiente: ¿cuáles son algunas de las diferencias entre escuchar el poema leído y escucharlo musicalizado?
ACTIVIDAD 3. Lo que se oye insignificante puede decir mucho
“Ay, ay, ay” es una interjección que se repite a lo largo del poema, unas seis veces. Identifícalas en el texto escrito. Como habrás notado, esta interjección no se escucha igual en la lectura y en la canción. De otra parte, esta interjección puede tener más de una connotación semántica. ¿Qué connotaciones tiene para ti? ¿Te parece que cada vez que se repite puede significar algo diferente? ¿Por qué? ¿Qué versión oral te ayuda a “visualizar” mejor lo que ese “ay, ay, ay” significa en el poema? Contesta las preguntas anteriores por escrito o discútelas con tu grupo.
ACTIVIDAD 4. Escuchar con atención abre un mundo de posibilidades
En la primera estrofa, la poeta juega con tres palabras tras afirmar que es grifa y pura negra. Estas son: “grifería”, “cafrería” y “mozambiquea”. Probablemente, al escucharlas te parecieron familiares. ¿Qué significado tienen para ti y tus pares de clase?
En parejas, léanse en voz alta esos primeros tres versos, haciendo énfasis en las sílabas tónicas de las palabras grifería, cafrería y mozambiquea. Trata de intercambiar los turnos para que todos puedan participar. Cuando les estés leyendo en voz alta a tus pares, señala con tu mano la parte del cuerpo aludida en el verso: pelo, labios, nariz. Mientras escuchabas esas palabras y mirabas el gesto de tus pares, ¿adquirieron un significado en tu mente? ¿Crees que la poeta las usó de una manera diferente a lo tradicionalmente aceptado? Explica.
Las palabras “grifería” y “cafrería” son conocidas y bastante usadas en Puerto Rico; sin embargo, la palabra “mozambiquea”, no tanto. La poeta usa la forma verbal de la palabra “mozambique”. Esta palabra tiene, entre otros, dos significados que se relacionan estrechamente con el tema del poema. Consulta en el Tesoro lexicográfico de Puerto Rico las palabras “grifo”, “cafre” y “mozambique”, respectivamente, y relaciona los significados provistos con el texto poético. Ve más allá y trata de explicar por qué la poeta convierte el sustantivo en un verbo y qué relación tiene con lo tratado en el poema. Toma apuntes de lo descubierto para que puedas discutirlos en grupo.
ACTIVIDAD 5. Escuchar es también imaginar
Para esta actividad, te concentrarás nuevamente en la versión musicalizada por Roy Brown, esta vez para convertir en imágenes lo escuchado. Es como si crearas un video musical en tu mente para presentar la historia del poema en tres grandes actos. Cada acto estará protagonizado por los siguientes personajes: la estatua negra, mi abuelo negro, el rey blanco y la reina negra. Esa historia, si te fijas en el uso de los tiempos verbales desde la primera a la última estrofa, se nos presenta en el siguiente orden: presente, pasado, futuro. Ahora bien, ¿cuál es la historia que se nos representa en cada escena? ¿Qué palabras son clave para determinar lo representado en cada una? Puedes organizar la información en una tabla como la siguiente. Para completar este ejercicio, escucha la canción todas las veces que sea necesario, tomando descansos entre una y otra vez.
Escenas
Presente Pasado Futuro |
Protagonistas
La estatua negra Mi abuelo negro El rey blanco y la reina negra |
Decíamos al principio que la poesía oral en sus orígenes narraba los acontecimientos pasados para que fueran recordados. ¿Te parece que este poema cumple con el mismo objetivo? ¿Por qué crees que la poeta rompió con el orden lógico de los hechos comenzando por el presente y no por el pasado? ¿Tiene esto que ver con el sentido de reconciliación que la voz poética propone al final? ¿Cuál es tu opinión sobre esa propuesta de reconciliación?
ACTIVIDAD 6. Crear para educar
Si fueras a recomponer musicalmente este poema, ¿qué versos convertirías en estribillo? Tu selección, ¿buscaría un efecto musical únicamente o serían versos con los cuales te gustaría crear conciencia sobre temas controvertibles pero necesarios de estudiar tales como la historia de la esclavitud en el Caribe, el prejuicio racial, el racismo institucionalizado, la racialización y el género de las personas? Explica tu respuesta con argumentos claros y bien sustentados.
ACTIVIDAD 7. Ver también es escuchar
Vamos a considerar nuevamente el documento “Julia, toda en mí” que ya has visto.
Presta atención particular a la declamación que hace la escritora Mayra Santos Febres de este poema en el minuto 51:01 más o menos. Observa todos los detalles de la escenografía, la ausencia de música, el posicionamiento físico y los gestos que hace la escritora al declamarlo. Resume brevemente tu apreciación y explica las diferencias entre la musicalización del poema que escuchaste anteriormente y el poema declamado por Santos Febres. ¿Cambia el modo de recepción cuando se escucha el poema solamente sin observar a la persona declamarlo o cantarlo? Es decir, cuando se observa a una persona declamar este poema, ¿se siente o se entiende el poema de forma diferente? Explica tu respuesta.
Si fueras a preparar un video de este poema, ¿cómo lo harías? ¿Escogerías paisajes que se sincronizaran con los versos leídos? ¿Seleccionarías a una persona que lo declamara con gestualidad? ¿Qué instrucciones le darías a esa persona?
Por otra parte, sería genial si aprovecharas esta actividad para preparar una versión de este poema en lengua de signos dirigida a las personas con disfuncionalidad auditiva. Este puede ser un proyecto que lleves a cabo con el apoyo de los lugares de tu escuela o universidad especializados en diversidad funcional.
ACTIVIDAD 8. El carácter teatral de la poesía
Te habíamos anticipado que el segundo poema de este capítulo, “Ronda sobremarina por la montaña” es un texto en el que impera el diálogo; un diálogo que pudiéramos catalogar, quizás, de teatral. Los diálogos son procesos comunicativos en los cuales tanto el locutor (el que transmite el mensaje) como el interlocutor (el que recibe el mensaje) deben participar activamente; de lo contrario, sería un monólogo. Este texto resulta muy peculiar puesto que la voz poética nos comparte el diálogo que sustuvo con el viento, el locutor que nombra a la poeta como Almamarina. Curiosamente, la poeta llama a esa voz “sobremarina”. Este locutor lo único que repite es la palabra “Almamarina” y podemos sospechar, por las respuestas que le ofrece la poeta, que este llama a la niña del poema para que sea parte del agua, como su propio nombre lo indica: “Y me tomó en los brazos, /anegando de océanos mi nombre”. Solamente por medio de los parlamentos de la voz poética es que podemos adivinar los parlamentos tácitos de “sobremarina”. Piensa en ellos cuando leas el poema a continuación.
Ronda sobremarina por la montaña
–Almamarina… almamarina…
Eso me dijo el viento cuando le di la mano en la montaña.
–Si yo me llamo… no sé cómo me llamo.
¿no ves allá mi nombre colgando de los pétalos,
pronunciado en los frescos “buenos días” del arroyo,
o abriéndose en el vuelo de alguna golondrina?
–Almamarina…
Eso me dijo el viento ruborizándose en mis ojos,
nervioso,
enamorándome.
–Pero si soy de la montaña…
–Almamarina…
–Pero si ya le di mi corazón al río…
–Almamarina…
Y me tomó en los brazos,
anegando de océanos mi nombre.
–Almamarina…
–¿Por qué has parado el orbe?
–Almamarina…
–¿Por qué has retado al risco, salvaje?
–Almamarina…
–¿Por qué pintas mi nombre de azul?
–¡Déjame verde!
Y me rasgó, la risa de los bosques.
–Almamarina…
Hubo luego, en silencio, como un desplazamiento
de una niña de agua en la sed de los valles.
La voz sobremarina se irguió sobre los cerros,
y partió para siempre con la niña en el talle.
ACTIVIDAD 9. La dimensión artística de un poema
Piensa, entonces, en la propuesta inicial de considerar este poema desde su posible carácter teatral. Con ello en mente, te sugerimos que grabes y edites varios audios siguiendo las instrucciones siguientes:
- Lee silenciosamente el poema como si se tratara de un guion para un cortometraje, una película, una obra de teatro o un performance. Es decir, destacando su aspecto teatral (que no es lo mismo que dramático).
- Añade la parte del diálogo que le corresponde al viento, locutor de este; es decir, la voz sobremarina.
- Selecciona tres tonos con los cuales se pudiera leer/representar este guion. Por ejemplo: tono coloquial, antagónico, fantasmagórico, etc. El tono será determinado por tu interés en comunicar determinada emoción en los receptores.
- Selecciona a tres pares de tu clase y pídeles que lean el poema asumiendo cada uno un tono diferente, de los que determinaste anteriormente.
- Graba las lecturas en audios, no las filmes porque aquí lo importante es el tono de la voz.
- Presenta esas grabaciones a la clase y en conjunto determinen cómo cada tono adoptado altera la interpretación o recepción del poema.
- Para concluir el ejercicio, escucha la interpretación que hace la cantautora Zoraida Santiago sobre este poema. La puedes escuchar aquí:
Julia de Burgos y la música
Profundiza un poco más sobre el aspecto de la interpretación musical de los poemas de Julia de Burgos leyendo este artículo de la propia Zoraida Santiago: “Poemas que son canciones sublevadas”. Al igual que de Burgos, Santiago vivió una serie de desplazamientos profesionales y académicos que marcaron su música.
Proyecto creativo: Leer para hacer sentir
María Solá, una de las investigadoras que rompió con la visión fatalista que se tenía sobre la vida de Julia de Burgos, hace en su introducción a la antología Julia de Burgos: Yo misma fui mi ruta, unas observaciones muy pertinentes en torno al poema “Río Grande de Loíza” y que nos sirven para acercarnos a los versos de esta poeta desde su dimensión oral:
Influye muy poderosamente en Río Grande, como en todo poema, la estructuración adecuada de los sonidos. Adecuada resulta, en este caso, la armonía, la regularidad, ya que se persigue evocar un ambiente idílico… La regularidad se funda en la repetición, o sea en anáforas y paralelismos (vs. 1, 5, 9), frecuente aliteración y rima asonante, (ejemplos vs. 1, 13, 31, 41) continúa en las mismas vocales a través de todo el poema… como versificadora, Burgos no sigue con exactitud las reglas, descuidando a menudo aspectos acentuales y métricos fijados por el canon literario. Se deja guiar por la impresión de su oído y por el ritmo recordado de ciertos poemas que evidentemente frecuentó, sobre todo los del joven Neruda… (María Solá, Yo misma fui mi ruta, 35)
Aunque te compartimos las observaciones completas para que tengas el contexto preciso, fíjate con mayor atención en lo que hemos subrayado. Solá señala algo particularmente especial para el contenido de este capítulo: escuchar, como proceso activo, es punto de partida para la creación. Incluso la memoria de lo escuchado, como bien sugiere, es fundamental pues puede ser inicio de un acto creativo. Considerando todo lo anterior, selecciona a alguien de la clase que lea en voz alta el poema “¡Guerra! Para…”. Siguiendo la impresión de tu oído, como diría María Solá, determina cómo ayudan a comprender la “atrocidad” de una guerra (ya sea esta en el plano internacional, nacional o en las calles de una ciudad) los siguientes elementos. Recuerda que son elementos que distinguirás al escuchar la lectura del poema. En el próximo capítulo verás cómo la manera de leer en voz alta influye sobre el proceso de escuchar.
- los puntos suspensivos
- los sonidos
- los énfasis exclamativos
- la entonación por medio de las preguntas retóricas
- las repeticiones
- las imágenes (huesos, boca, manos, ojos, féretros, manantial)
“¡Guerra! Para…”
(A Ángel Rivera)
¡Guerra” para…
¡Atrocidad!
(Para unos, sublime manantial.)
¿Y sus pasos? ¿Por qué sin recuerdos no se oyen?
¿Por qué no se levantan como fueron, exactos, a la vida y el tiempo?
¿Por qué no nos responden orquestando la noche?
Uno, Dos, Tres, y Siempre.
¿Por qué, guerra, por qué
te has nutrido en sus huesos?
¡Si era su boca
abierto ruiseñor extasiado!
¡Y sus manos,
magnolias incapaces del crimen!
¡Y sus ojos,
pequeñas tentativas del todo!
¿Por qué, guerra, por qué
lo silencian tus féretros?
¿Por qué no lo dejaste
nadando entre mil versos?
¿Por qué, guerra, por qué
lo iniciaste tan lejos?
Manantial sin porqué, sin preguntas, sin crimen,
toda tu tierra, y todas las tierras en ti fueron.
Manantial inocente, perdónanos
la ofrenda de tu cuerpo,
y regresa, todo lleno de Besos.
El tema de la guerra en la poesía de Julia de Burgos
Otros textos poéticos sobre la guerra son: “Poema a Federico”, “Ochenta mil”, “España…no caerás” y “Las voces de los muertos”. Búscalos, léelos y piensa en lo siguiente: ¿cómo representa la voz poética a las víctimas y sobrevivientes de una guerra?
- Para profundizar en el tema de la modernidad puertorriqueña, te sugerimos que localices los artículos de una las máximas autoridades sobre el tema, María Elena Rodríguez Castro. ↵
- Otro ensayo que puedes consultar al respecto es: “Julia de Burgos, diosa del agua: un mito creador de mitos” de Mercedes López Baralt. ↵
- Sobre este particular, valdría la pena que exploraras el ensayo de Aurea María Sotomayor titulado “El delito de Julia, la outsider”. ↵