El pensamiento económico de Edmond Paul
El profesor de Edmond Paul, Michel Chevalier, fue un importante estadista e intelectual saint-simoniano que escribió sobre industria, política monetaria y comercio; sus ideas influyeron claramente en Edmond Paul, que empezó a escribir cuando acababa de terminar los estudios. Sin embargo, Paul no se limitó a repetir lo que Chevalier le había enseñado. Leía a autores muy diversos, como demuestran sus frecuentes citas, y sabía adaptar las ideas aprendidas en otros lugares a las particularidades del contexto haitiano.83 Podemos considerar a Edmond Paul como un pensador original que hunde sus raíces en la tradición de economía que Erik Reinert denomina «el Otro Canon».84
En opinión de Edmond Paul, el principal problema de Haití era que el país exportaba productos primarios a cambio de productos manufacturados importados. La falta de industria era la causa de muchos otros problemas, como la inestabilidad política, la corrupción en el gobierno, el desempleo en las ciudades, la falta de rentabilidad del comercio local, la opresión de los campesinos, el malestar social, la desigualdad basada en políticas coloristas, las representaciones racistas de Haití por parte de extranjeros y una dependencia de potencias extranjeras que debilitaba la soberanía nacional.85 La principal solución era hacer lo que todos los países ricos habían hecho para enriquecerse: crear industrias manufactureras en las ciudades, mediante la política industrial.86
La industrialización crearía riqueza y oportunidades. Con fábricas, el país tendría menos necesidad de importar productos que podría producir por sí mismo. Se añadiría valor a los productos básicos antes de exportarlos; por ejemplo, el cacao saldría de Haití en forma de un producto de chocolate acabado que se vendería a un precio más alto que la materia prima.87 Con buenos puestos de trabajo en el sector manufacturero en todas las ciudades y pueblos de Haití,88 el crecimiento de la población se convertiría en una ventaja en lugar de un problema.89
Una economía urbana diversificada crearía alternativas a la política como canal de movilidad social, contribuyendo así a reducir la corrupción y la inestabilidad. Asimismo, disminuiría la dependencia del impuesto sobre el café como principal fuente de ingresos para el Estado y la élite urbana, aliviando así la presión económica ejercida sobre los productores campesinos.90 La industrialización también conduciría al florecimiento cultural, al crear una fuente de financiación para la educación y las artes.91
El hecho de que Edmond Paul se centrara en la industrialización no le llevó a descuidar el papel de la agricultura.92 De hecho, sus propuestas con respecto a la agricultura eran tan detalladas que, incluso muchos años después de su muerte, el gobierno las utilizó como referencia para renovar la política agrícola.93 Sin embargo, insistió en que Haití necesitaba cambiar su ventaja comparativa para dejar de ser «esencialmente agrícola», ya que la agricultura no podía prosperar realmente si no iba acompañada de la industria.94 Además, abogó por una diversificación de los oficios productivos y de servicios en las aldeas rurales, lo que estaba legalmente prohibido en aquella época.95
Edmond Paul era consciente de los riesgos de la industrialización, a menudo criticada por causar desigualdad social y explotación de los pobres. En su opinión, la miseria en los contextos industriales era el resultado de la injusticia, pero no era inherente a la industria en sí; una vez industrializado el país, los trabajadores podían luchar por mejores salarios.96 Como la tierra de Haití ya estaba bien distribuida y en manos haitianas, sostenía que la industrialización no causaría en Haití el mismo tipo de problemas que había causado en otros países.97
Era consciente de los desafíos prácticos que implica cambiar la estructura productiva de un país de un enfoque agrícola a otro industrial. Abogó por una serie de políticas industriales, incluidas protecciones temporales para las industrias que sustituyen a las importaciones98 y subvenciones directas para las orientadas a la exportación.99 Propuso un gran esfuerzo para adquirir nuevos conocimientos y habilidades, mediante el envío de jóvenes haitianos a estudiar al extranjero,100 la contratación de expertos extranjeros para que enseñasen en Haití,101 la formación de profesores y la creación de escuelas por todo el país,102 y una reforma en el plan de estudios para hacer hincapié en las disciplinas científicas y técnicas.103 También abogó por invertir en investigación para la innovación.104
Por supuesto, Edmond Paul era consciente de que el gobierno y la élite urbana estaban muy cómodos viviendo de los aranceles rentistas sobre las exportaciones de café, a expensas de los productores campesinos, y que sería difícil conseguir que aceptaran una forma más exigente de organizar la economía. Lo intentó de todos modos, mediante argumentos detallados que mostraban cómo el sistema actual perjudicaba tanto a la economía como a la sociedad.105 Para generar condiciones propicias a su visión del desarrollo, luchó contra la corrupción en las instituciones públicas y propuso que la administración pública estuviera a cargo de expertos.106
Debemos detenernos aquí para subrayar que Edmond Paul no era un «liberal económico» en el sentido de promover el libre comercio y el gobierno limitado sin tener en cuenta el contexto. Para él, el libre comercio sólo era deseable una vez que la estructura productiva del país hubiera alcanzado su madurez, momento en el que podría hacer frente a la competencia extranjera y participar en intercambios simétricos.107 Para llegar a ese punto sería necesaria la intervención del estado, incluida la protección durante un tiempo de las industrias incipientes frente a la competencia extranjera.108 En este sentido, subrayó que el libre comercio no debería aplicarse como principio absoluto, especialmente en la condición actual de Haití.109
Algunos estudiosos contemporáneos parecen haber pasado por alto este punto, quizá porque sólo han tenido acceso a su libro sobre la eliminación del arancel del café (pero no a sus libros sobre política industrial), y por la ambigüedad del término «liberal».110 Para Edmond Paul, el liberalismo consistía en el estado de derecho, las instituciones estables, la tecnocracia y la meritocracia, combinadas con la educación pública y la política industrial.111 En su opinión, la verdadera libertad –en el sentido de dignidad personal, autonomía económica y soberanía política– sería fruto de un cambio estructural en el sector productivo de la economía.112
En cuanto a cómo financiar la modernización de la estructura productiva, Edmond Paul propuso que las protecciones industriales incentivarían a los capitalistas nacionales y extranjeros a arriesgarse a invertir en el país.113 Los extranjeros de países industrializados no sólo traerían su dinero, sino también su tecnología y sus conocimientos técnicos, para disfrutar de las ventajas que se concederían a las industrias radicadas en Haití.114 También redactó un proyecto de ley en el que proponía que los fondos públicos procedentes del impuesto sobre el café se utilizaran para crear un banco que concediera créditos, antes de eliminar el impuesto al cabo de cuatro años.115 En otro proyecto de ley, propuso que se creara una agencia estatal para apoyar las importaciones de maquinaria industrial mediante garantías financieras.116
Edmond Paul buscaba la forma de conseguir esto sin dejar desprotegida la soberanía de Haití como nación fundada en el principio de la igualdad racial, principio que no se respetaba en otros países de la época. Por ello, aunque estaba abierto a la inversión extranjera y a la inmigración para desarrollar actividades productivas, Paul apoyaba firmemente la prohibición constitucional de la tenencia de tierra por extranjeros. Consideraba que las posibles apropiaciones de tierras a gran escala constituían un gran riesgo, ya que convertirían a los agricultores autosuficientes en un proletariado sin tierra y pondrían el poder en manos de rentistas racistas, cuyos intereses eran opuestos a los del pueblo haitiano.117
Desde esta perspectiva, podemos entender por qué Edmond Paul, a pesar de haber propuesto él mismo un banco nacional,118 estaba en contra del banco nacional que Salomon creó en 1880 utilizando capital francés, ya que ponía las finanzas del estado a merced de intereses extranjeros.119 También estaba en contra de otros casos en los que el gobierno haitiano pedía préstamos a países extranjeros a tipos de interés desfavorables.120 Como ha señalado David Nicholls, estos préstamos extranjeros provocaron de hecho una considerable pérdida de soberanía, que se manifestó dramáticamente en la Ocupación estadounidense de 1915-1934.121
Los debates sobre política monetaria también ocuparon gran parte de la energía de Edmond Paul. Cuando se hizo diputado, el gobierno había estado imprimiendo papel moneda sin respaldo para financiar una guerra. Él y sus colegas del Partido Liberal consideraban que esto era causa de inflación y debilitamiento de la moneda haitiana,122 además de prestarse a la especulación financiera que creaba inestabilidad y perjudicaba a los campesinos productores de café.123 Por ello, lucharon con éxito para deshacerse del papel moneda y sustituirlo por monedas hechas de metales preciosos,124 que se consideraba que tenían un valor real.125 Más tarde, cuando Edmond Paul volvió al gobierno como senador durante la presidencia de Hyppolite, después de que Salomon hubiera reintroducido el papel moneda, volvió a promover la restauración de la moneda metálica.126
En resumen, Edmond Paul tenía una visión integral de lo que el país necesitaba para mejorar su condición. Aunque la industrialización era el elemento central, veía sus conexiones con otros factores y también los abordaba. Por ejemplo, su «Plan de Gobierno» incluía muchos detalles sobre cómo lograr simultáneamente el crecimiento económico, la descentralización, la estabilidad política y la justicia social. De hecho, Edmond Paul fue un político excepcional que fue más allá de los intereses inmediatos para proponer un programa coherente de desarrollo a largo plazo.127 Esto en sí mismo, independientemente del contenido de sus propuestas, es quizá su mayor legado.
El legado de Edmond Paul, sin embargo, no se limita a su impacto como político. También merece ser tomado en serio como intelectual que escribió prolíficamente. Frédéric G. Chéry ha señalado algunas de las contribuciones fundamentales de Edmond Paul a la economía como disciplina académica en Haití: su visión global de una economía interconectada, su preocupación por el impacto de las políticas en las condiciones de vida de las personas, su uso de las estadísticas, su comprensión de los peligros de una economía rentista que dependía de una sola mercancía… ¡y todo eso es sólo de uno de los libros de Paul!128
